Llegó
un momento en el caminar de nuestra vida en que empezamos a sentir cierta
inquietud, desasosiego y malestar, sobre todo cuando en el día a día surgían en
nuestra mente imágenes contradictorias que reflejaban dos polos opuestos, el de
la riqueza y el de la pobreza, imágenes de una sociedad opulenta y abundante de
recursos fundidas con imágenes de sociedades inmersas en la miseria, la escasez
y la necesidad más absoluta. Esta diferencia nos generaba sentimientos de
confusión y contradicción, de alegría e indignación, de alegría porque un día
nacimos en un lugar y en el seno de una familia que nos educaron y nos
entregaron los recursos necesarios para poder estudiar y para poder formarnos y
ser hoy lo que somos y tener lo que tenemos, y de indignación porque vemos cada
día el sufrimiento y la necesidad de los niños que no pueden tener lo mismo que
nosotros hemos recibido y que viven en la más absoluta miseria. La educación es
el principio del desarrollo de toda sociedad, y conforme mayor era nuestro desasosiego
mayor se hacía la necesidad de encontrar caminos de solidaridad, de ayuda a los
demás, y empezó así a surgir una idea en nuestras mentes, una idea que se
repetía una y otra vez, la idea de que todos los niños del planeta deben
recibir una educación, deben tener un colegio donde educarse y formarse, y
nació así “UN COLEGIO PARA TODOS”.
Sentíamos
la necesidad de valorar y reconocer a todas las personas, familiares y amigos,
que influyeron en nuestro caminar, en haber hecho de nuestra vida lo que es
hoy, en habernos educado, formado, en habernos dado seguridad, cariño, afecto y
amor. En definitiva, habernos dado la posibilidad de tener un futuro, y nos
sentimos hondamente agradecidos y con una grandísima deuda pendiente, la de
ayudar a otros a tener un futuro, una educación para la vida, nos surgió así
“UNA GRAN DEUDA SOLIDARIA”.
De
esta enorme necesidad, la de proveer a todos los niños de un colegio, un lugar
donde sean educados y protegidos, un lugar que les proveerá de un desarrollo
futuro, surgió el hermanamiento, la necesidad de concienciar a los niños y a
las familias de AYUDAR a otros niños, y que consistía en que cada niño donase
1€ de su matrícula al escolarizarse para que otro niño pueda escolarizarse en
los países más desfavorecidos y subdesarrollados. Nació así la “LA CAMPAÑA DEL
EURO”.
Este
esfuerzo por parte de las sociedades desarrolladas, estos actos de solidaridad
tan necesarios para dotar de recursos educativos a niños que no podrían de otra
forma recibir, es un bien a la HUMANIDAD en su conjunto, es una inversión
solidaria de ayudar a aquellos que algún día nos podrán ayudar a nosotros, que
algún día podrán incluso llegar a salvarnos, porque ¿quién dice que no está en
ellos los futuros grandes descubrimientos que quedan por llegar? “ELLOS NOS SALVARÁN”.
Sentimos
la velocidad vertiginosa a la que va nuestra sociedad y nosotros inmersos en
ella, sentimos un vacío interior pese a la opulencia, las personas están cada
vez más materializadas y menos humanizadas, no porque quieran sino porque la
sociedad nos arrastra sigilosamente hacia un modelo capitalista y
materializado, dando así la espalda a la enorme necesidad existente. Pero la
solidaridad es un valor que se encuentra en nuestro interior, que nos libera,
que nos hace más humildes, que llena el vacío del materialismo, es una llamada
que en algún momento nos toca a nuestra puerta, y en ese preciso instante
comienza una nueva vida por descubrir.