jueves, 9 de julio de 2015

Proyecto Institucional "Colegio-Internado Unamuno"


El pasado mes de junio estuve reunido en varias ocasiones con D. Félix, fundador del Colegio-Internado Unamuno. Durante las reuniones reflexionamos profundamente sobre cómo nuestro Proyecto Institucional producía en los adolescentes y en sus familias una verdadera transformación, la cual no se hubiera realizado sin la ayuda de dos elementos fundamentales: estudiar en régimen de Internado con un proyecto concreto y ser orientado por un equipo de verdaderos vocacionales de la educación. A partir de estas reflexiones, planteamos escribir un artículo que revalorizase el sentido de los internados y que manifestase la eficacia real de nuestro Proyecto Institucional como medio para alcanzar la realización personal y la transformación de familias y adolescentes.

Para esta ardua tarea decidimos que fuera D. Antonio Lara, profesor de filosofía del Centro, quien se encargara de recibir y vivir las ideas principales del Proyecto y las plasmara en dicho artículo. Así comenzaron mis reuniones con D. Antonio, que fueron verdaderas sesiones reflexivas donde ambos filosofábamos acerca del sentido y alcance de nuestro Proyecto, donde profundizamos sobre algunos aspectos como el grado de influencia que alcanzamos en las intervenciones orientativas, o al efecto que tienen las expectativas de las personas de referencia sobre el adolescente (efecto pigmalion), o acerca de la metodología empleada en nuestras entrevistas de admisión y el grado de profundidad y conocimiento de la realidad familiar al que llegamos, y así un largo etcétera de reflexiones y análisis de conceptos, ideas, intervenciones, orientaciones y procesos de nuestra metodología y de nuestro Proyecto Institucional. Producto de todo este aglomerado es el artículo que a continuación transcribo, con permiso del autor, y del que espero disfrutéis, tanto o más, de lo que yo he disfrutado.   

ARTÍCULO ESCRITO POR D. ANTONIO LARA
Parece que, a pesar de que nos encontramos plenamente inmersos en el siglo XXI,  la consideración que se tiene sobre los internados en España, a día de hoy, mantiene rémoras del siglo pasado que se fundamentan en consideraciones alejadas de la realidad  y que podrían definirse perfectamente como prejuicios. Es una pena que dichos prejuicios, que se han ido acrecentando durante los últimos veinte años,  no tengan en cuenta el espíritu con el que nacieron los internados en nuestro país, los cuales surgieron del deseo de algunas congregaciones religiosas por ofrecer a los alumnos un lugar donde pudieran encontrar un ambiente sosegado, facilitador de la búsqueda y del reencuentro personal. Invita a la reflexión pensar que uno de los prejuicios más extendidos acerca de los internados es aquél que considera esta tipología de centro educativo como el último sitio al que acuden los alumnos que se califican como “conflictivos”.

¿Qué es ser un alumno conflictivo? Centrémonos por un momento en el término conflictivo, el cual deriva del sustantivo conflicto. Es interesante mencionar que la palabra conflicto proviene de la latina “conflictus”, que significa lucha; una lucha que a veces el alumno mantiene consigo mismo por una falta de realización y por una desorientación que acaban afectando siempre a su entorno familiar. Desde el internado no entendemos de manera peyorativa el término “conflictivo”, porque la mayoría de las veces la lucha del alumno es una señal inequívoca de que necesita cambiar algo de sí mismo, que está buscando una manera de hacerlo, pero necesita la orientación necesaria que lo guíe en su proceso de búsqueda, que reoriente sus fuerzas hacia una realización personal, familiar y académica.

Las estadísticas e informes oficiales señalan que las cifras del fracaso escolar en España son preocupantes, con un 20% del alumnado abandonando la educación sin concluir los estudios obligatorios. El mismo dato, al ser trasladado a Andalucía se transforma en alarmante, ya que del 20% se pasa a casi al 30%. El fracaso escolar que padece un alumno le provoca una desorientación que se ve agravada por la inestabilidad y la crisis de valores que padece la sociedad actual, la cual no ayuda, ni mucho menos, a paliarlo. El fracaso escolar y la desorientación suelen ir de la mano y afectan de manera negativa a los tres ámbitos fundamentales de la vida del adolescente, esto es, a la familia, a la institución educativa y  al ambiente-amistades en el que se mueve el adolescente. Decimos que afecta negativamente, ya que provoca un desequilibrio en la manera en que el adolescente se relaciona y prioriza dichos ámbitos. El fracaso escolar provoca que el adolescente entre en conflicto con la institución educativa y  con su familia, que en la mayoría de las ocasiones se ve sobrepasada por la situación y no sabe cómo afrontarla y darle una solución satisfactoria; en ese momento es cuando el adolescente se separa de su familia y  busca refugio en sus amistades, donde se acomoda y no se ve forzado a afrontar la desorientación y el conflicto surgido en los otros dos ámbitos.

¿Por qué un internado puede paliar esa desorientación? ¿Por qué puede reorientar esa búsqueda, esa lucha o conflicto que surge del interior del alumno pero que aún no puede canalizar para alcanzar su realización como persona y como estudiante? Creemos firmemente que sí, que desde nuestro internado se puede dar una solución a la desorientación del adolescente,  porque nos apoyamos en un proyecto institucional que trabaja para revalorizar el papel esencial de las familias en la educación de los hijos; además, la institución posee una metodología educativa donde el alumno a través del trabajo continuo y  la atención personalizada es capaz de revertir con todas las garantías la situación de fracaso escolar con la que llega; añadir que, el internado a través de un ambiente y de un contexto donde se fomenta el respeto a las normas y a la convivencia, genera unos valores que ayudan de manera esencial a la reorientación del adolescente.

Como decimos, el pilar fundamental sobre el que se ha de apoyar la educación de un adolescente es, sin duda, la familia. Creemos que si en la gran mayoría de las ocasiones conseguimos alcanzar ese objetivo de reorientación personal y educativa es porque tenemos en cuenta el papel esencial que juegan las familias en la educación de sus hijos. Nuestro proyecto educativo exige de las familias una implicación y un apoyo necesarios para que el alumno pueda alcanzar sus objetivos personales y académicos.

El equipo vocacional que  integra un internado en todos sus perfiles, tanto docentes, educadores, tutores y orientadores, son conocedores de las necesidades de orientación y formación que el alumno necesita implementar y de la manera que se ha de llevar a cabo el proceso educativo para que dicho alumno sea el artífice, el protagonista de ese cambio personal y educativo. Por eso no es exagerado afirmar que el adolescente que estudia en régimen de internado es un  privilegiado, ya que a su alrededor, giran personas con un carácter vocacional hacia  la educación  y que desarrollan dicha vocación en un contexto idóneo, donde el alumno puede alcanzar su realización personal y académica. Para que esta tarea se pueda calificar de exitosa, docente, tutor, educador y orientador desempeñan su labor mediante un acercamiento,  una comprensión y  una comunicación hacia el alumno, que si faltaran harían imposible la personalización y la adaptación a las necesidades de orientación que requiere cada uno de ellos.

Se hacía referencia antes al ambiente que genera  el internado y que se convierte en el contexto  ideal para que un alumno, que se encuentra en ese proceso de búsqueda con el que llega, pueda centrarse, escucharse a sí mismo y comprender la situación de la que partía, en la que se encuentra en el presente y a la que desea llegar en el futuro.  Un ambiente donde se fomenta la convivencia interpersonal, gracias a la cual se genera una situación de seguridad para el adolescente y  a partir de ella  puede recibir valores y generarlos. A medida que la seguridad del adolescente aumenta, crecen de manera paralela sus capacidades potenciales, las cuales se materializan en su capacidad intelectual, ya que la intelección o  pensamiento es una capacidad esencial del hombre caracterizada por ser evolutiva; una evolución que se inicia cuando, desde el internado, se anima y orienta al adolescente a iniciar esa búsqueda definitoria de su personalidad.  De esta manera se crea un terreno propicio en el adolescente para la convivencia intrapersonal,  que es aquella que implica la escucha y el diálogo del alumno consigo mismo y que desembocan en una autovaloración positiva de sí mismo.


Es justamente, como decimos, un ambiente de trabajo continuo y orientado, de respeto a las normas, de convivencia, de disciplina y de autoridad, lo que facilita la transformación del alumno, y le ayudan a afianzar  unos valores firmes y positivos que le permiten transitar por el difícil territorio de la adolescencia.


martes, 12 de mayo de 2015

CUADRO DE HONOR

Entrega de diploma al alumno Carlos Gil (4º eso)
Recientemente hemos entregado los diplomas a los alumnos que han sido seleccionados para salir en el Cuadro de Honor del Colegio Unamuno. Antes de la entrega, D. Félix realiza una disertación sobre el sentido que tiene haber alcanzado este logro, que para muchos significa la consecución de una gran meta, pues veían cómo otros compañeros eran seleccionados y ansiaban poder llegar ellos a conseguir algún día tal reconocimiento.

Entrega de diploma a la alumna Mª Ángeles de la Cruz (4º eso)
Los alumnos que aparecen en el Cuadro de Honor, son seleccionados por sus compañeros de clase en coordinación con su tut@r y educad@r, y la selección se realiza en base a una profunda reflexión sobre el significado que tiene aparecer en dicho cuadro, pues este reconocimiento se otorga a los alumnos que están realizando un cambio positivo y profundo en su actitud, que se están esforzando día a día en mejorar sus formas de comportamiento, haciéndose más dueños de sí mismos, y llevando a cabo un reencuentro personal, alumnos que están adquiriendo valores mediante los cuales están evolucionando, adquiriendo mayor seguridad y orientación en sus vidas. Estas adquisiciones son el resultado de la formación humana integral que llevamos a cabo con nuestros alumnos, fruto de la profesionalidad del equipo humano del Centro y del trabajo, esfuerzo y tesón de los alumnos.

Estudiar en régimen de Internado les permite llevar a cabo un reencuentro, un estar consigo mismo, un mirarse en su interior para renovarse, les hace más autónomos e independientes, les posibilita alcanzar un mayor grado de madurez, tomando decisiones con responsabilidad,  aumentando la comunicación espontánea al incrementarse la confianza en sí mismo y en los demás. Como dice muy elocuentemente Ortega y Gasset en su magnífica sentencia, “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, esto es justamente lo que consiguen nuestros alumnos, salvar su circunstancia siendo más libres y sintiéndose cada vez más realizados.

martes, 14 de abril de 2015

Formación y progreso

Tanto la implantación de los Proyectos como el progreso de los mismos están directamente relacionados con el modelo de gestión de la Organización. Desde hace unos años el Colegio Unamuno viene desarrollando proyectos que le consolidan como Centro de Alto Rendimiento Formativo, pues la Formación que los alumnos reciben en él se produce como consecuencia directa de un trabajo que se realiza al más alto nivel de rendimiento por su personal.  

Mantener este nivel de rendimiento laboral para ofrecer la mayor Calidad en la Formación de los alumnos, requiere un esfuerzo muy importante, tanto desde el propio Centro como desde el equipo humano que lo constituye. Sin este esfuerzo realizado en un entorno de interacción colaborativa no se produce el progreso necesario para mantener el nivel de Calidad que actualmente ofrecemos, pues, parafraseando a José Cabrera: “Si siempre hacemos lo que siempre hemos hecho, siempre conseguiremos lo que siempre hemos conseguido”. Es por ello que el progreso es un imperativo esencial para evitar quedar obsoletos en una sociedad que no espera a nadie y que está en constante cambio, y es así como la implantación de los proyectos que llevamos a cabo, unido a la formación de personal y a un entorno colaborativo de gestión, constituyen un valor añadido y diferencial que nos hace ser un Colegio de Prestigio y Élite Formativa.

Entender el progreso desde la Formación de Personal y los entornos Colaborativos, supone centrarse no tanto en la creación de nuevas ideas, sino más bien, en librarse de las viejas, en salir de la zona de confort, en abrirse al cambio, en pensar que el estancamiento en el tiempo hace mella y facilita que las prácticas profesionales queden obsoletas, por lo que necesitamos re-pensar y re-actualizar dichas prácticas mediante la formación y la aportación compartida, pues son estas prácticas profesionales de aplicación las responsables de la obtención de resultados en la Formación Humana Integral que reciben nuestros alumnos.

Formación y adaptación al cambio

La formación continua constituye un elemento de gran calado en cualquier organización, máxime si pensamos en las circunstancias que nos rodean y en la velocidad vertiginosa a la que transcurren los acontecimientos: globalización de recursos, colaboración masiva, aprendizajes colaborativos, entornos redárquicos, nativos digitales con elevado dominio de las tecnologías, etc. Todos estos acontecimientos requieren de un proceso de adaptación al cambio y de formación para mantener y aumentar el nivel de exigencia y rendimiento que cada vez más requieren las organizaciones.

Las acciones formativas integradas en los planes de formación deben aportan los conocimientos teórico-prácticos necesarios para adquirir las competencias que permitan una adaptación a las nuevas circunstancias, no debiendo responder únicamente a las demandas sobre necesidades formativas que se observan en nuestro personal o que son planteadas por ellos, sino que deben orientarse a modificar la concepción de los esquemas actuales de funcionamiento, ya que si se sigue haciendo lo que siempre hemos hecho, seguiremos consiguiendo lo que siempre hemos conseguido, y los nuevos tiempos requieren abandonar las viejas ideas para aceptar las nuevas, requiere un esfuerzo por salir de nuestra "zona de confort" para aumentar nuestra vista sobre el horizonte, y es que "la adversidad despierta talentos que en la prosperidad hubieran permanecido dormidos".

Un plan de formación eficaz debe contemplar, a modo de metas u objetivos:

·         Mejorar la Práctica Profesional influyendo directamente sobre los distintos niveles competenciales, orientando dicha práctica hacia la consecución de una mayor Calidad en el desempeño.
·         Promover el Desarrollo Profesional mediante la conciencia de un proceso de mejorar continua en la propia praxis.
·         Producir mayor Conocimiento favoreciendo y valorando la diversidad, la innovación y la experimentación conjunta.
·         Proporcionar Estrategias y Recursos adaptados al contexto para realizar una práctica profesional acorde a las necesidades requeridas.
·         Evaluar el Grado de Competencia Profesional con el fin de detectar las necesidades de capacitación.
·         Adaptar la Planificación de las acciones formativas en función de la detección de necesidades de capacitación profesional.
·         Determinar el grado de consecución de las Competencias requeridas y de la adaptación a los Cambios que afectan a la organización.

      Las acciones formativas que constituyen los planes de formación no deben limitarse a la transmisión de conocimientos de forma exclusiva, como se ha estado haciendo de forma generalizada, sino más bien deben re-inventarse y diseñarse atendiendo a los cambios socio-culturales y tecnológicos que están modificando las formas de entendimiento del entorno, de comportamiento relacional y de adquisición de conocimientos.

Breve Reflexión: Convicciones y Circunstancias

La vivencia que se tiene en el encuentro con uno mismo, es una parada en el caminar, una disminución de la velocidad a la que nos lleva el d...