La
formación continua constituye un elemento de gran calado en cualquier
organización, máxime si pensamos en las circunstancias que nos rodean y
en la velocidad vertiginosa a la que transcurren los acontecimientos: globalización de recursos, colaboración masiva, aprendizajes colaborativos, entornos redárquicos, nativos digitales
con elevado dominio de las tecnologías, etc. Todos estos
acontecimientos requieren de un proceso de adaptación al cambio y de
formación para mantener y aumentar el nivel de exigencia y rendimiento
que cada vez más requieren las organizaciones.
Las
acciones formativas integradas en los planes de formación deben aportan
los conocimientos teórico-prácticos necesarios para adquirir las
competencias que permitan una adaptación a las nuevas circunstancias, no
debiendo responder únicamente a las demandas sobre necesidades
formativas que se observan en nuestro personal o que son planteadas por
ellos, sino que deben orientarse a modificar la concepción de los esquemas actuales de funcionamiento, ya que si se sigue haciendo lo que siempre hemos hecho, seguiremos consiguiendo lo que siempre hemos conseguido, y los nuevos tiempos requieren abandonar las viejas ideas para aceptar las nuevas, requiere un esfuerzo por salir de nuestra "zona de confort"
para aumentar nuestra vista sobre el horizonte, y es que "la adversidad
despierta talentos que en la prosperidad hubieran permanecido
dormidos".
Un plan de formación eficaz debe contemplar, a modo de metas u objetivos:
· Mejorar la Práctica Profesional influyendo directamente sobre los distintos niveles competenciales, orientando dicha práctica hacia la consecución de una mayor Calidad en el desempeño.
· Promover el Desarrollo Profesional mediante la conciencia de un proceso de mejorar continua en la propia praxis.
· Producir mayor Conocimiento favoreciendo y valorando la diversidad, la innovación y la experimentación conjunta.
· Proporcionar Estrategias y Recursos adaptados al contexto para realizar una práctica profesional acorde a las necesidades requeridas.
· Evaluar el Grado de Competencia Profesional con el fin de detectar las necesidades de capacitación.
· Adaptar la Planificación de las acciones formativas en función de la detección de necesidades de capacitación profesional.
· Determinar el grado de consecución de las Competencias requeridas y de la adaptación a los Cambios que afectan a la organización.
Las acciones formativas que constituyen los planes de formación no
deben limitarse a la transmisión de conocimientos de forma exclusiva,
como se ha estado haciendo de forma generalizada, sino más bien deben re-inventarse y diseñarse atendiendo a los cambios socio-culturales y tecnológicos que están modificando las formas de entendimiento del entorno, de comportamiento relacional y de adquisición de conocimientos.
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