jueves, 1 de junio de 2017

Reflexión sobre la Soledad

Hay en torno a la soledad una amplia gama de opiniones diversas que me motivan a poner mi granito de arena sobre dicha cuestión. La soledad es un concepto que admite dos opiniones contrarias y que es común escuchar en las conversaciones con amig@s; una tiene un carácter beneficioso, y la otra, perjudicial. La opinión beneficiosa es cuando las personas asocian la soledad a una búsqueda personal, es decir, hay una voluntad, una motivación y una necesidad de estar o encontrarse así mism@ en soledad. La opinión perjudicial es aquella en la cual la soledad es impuesta y no buscada. Esta opinión generalizada se puede matizar bastante, ya que el hecho de ser o no impuesta depende mucho de un@ mism@, pues la soledad, en mi opinión, está relacionada más con un sentimiento personal que con una ausencia física real, y en este sentido, se podría plantear si la soledad es o no, racional y real. Pero sigamos pensando y reflexionando un poco más sobre ella.

Es curioso que, tal y como hemos dicho antes, en el decir de las personas, la soledad tenga una connotación positiva-beneficiosa, pues es sabido desde hace miles de años que el ser humano es un ser social, que necesita formar parte de una colectividad en la que colaborar y cooperar en beneficio de la comunidad, y que tiene por necesidad la aceptación de sus congéneres en un grupo social concreto donde sentirse parte del todo. Si todo esto que es sabido es necesario, ¿por qué la soledad es buena y beneficiosa para los seres humanos?esa soledad de la que hablábamos que era buscada y en cierta manera necesaria. Un esclarecimiento de esta cuestión nos lo aporta la RAE, que define la soledad con dos acepciones; la primera como "circunstancia de estar solo o sin compañía", y la segunda, como "sentimiento de tristeza o melancolía que se tiene por la falta, ausencia o muerte de una persona". Estas dos acepciones ponen de manifiesto dos ideas, la primera es que la soledad tiene un componente físico, y la segunda, que tiene un componente psicológico (sentimiento ante la falta). Dicho esto podemos profundizar aún más y comenzar a resolver la duda que se planteaba sobre la connotación o aportación positiva y beneficiosa que tiene la soledad.

Desde el nacimiento, el recién nacido pasa de una fase de indiferenciación a otra de diferenciación, del no-yo al yo, y durante los años de la infancia lleva a cabo un proceso de separación gradual que consiste en el binomio cercanía-lejanía, pero en el que su grado de dependencia es muy elevado aún. En la adolescencia, este binomio sigue estando y se acentúa de manera exponencial debido principalmente a dos crisis muy acentuadas; la de la identidad y la de la autonomía. En esta fase hay una aparente búsqueda de soledad, pero es ficticia, pues en el fondo no hay etapa en la que haya más necesidad de aceptación grupal y reconocimiento, en la que se viva con mayor intensidad de emociones fugaces las relaciones entre iguales. Es una ficticia soledad porque hay una elevada dependencia emocional al grupo de amistades, sea de forma física o tecnológica. Ya en la edad adulta, cuando se es capaz de romper en la medida de lo posible el cordón umbilical, es cuando las vivencias y la maduración nos capacitan para experimentar y vivir las verdaderas connotaciones de la soledad, sin buscar excusas de la falta de tiempo por los quehaceres diarios, que de seguro muchas personas pensarán que le es imposible tener un minuto para ello. Que sea el lector/a quien valore en función de sus circunstancias particulares tal apreciación.

Llegados a este punto, podemos pensar que la soledad está teñida de una larga historia en la que prejuicios en torno a ella no le faltan, y es justamente aquellas personas prejuiciosas quienes más necesitan saber estar consigo mismas, quienes carecen de una verdadera seguridad personal, quienes se sienten vacías al estar solos porque no han convivido ni se han trabajado interiormente, quienes necesitan la aceptación de los demás porque no saben valerse por sí mismas, quienes tienen miedo a la soledad y también a la libertad, porque viven encadenados a la necesidad impuesta e irreal. El auténtico conocimiento es el que hace uno de sí mismo y consigo mismo, superando los temores, los miedos a la soledad que no son más que los miedos primarios a la falta, a la ausencia del "otro". Esta superación  de miedos y temores nos aporta confianza, seguridad y fortaleza.

Salvando las diferencias y atendiendo a la realidad del autor y a su misantropía, transcribo un párrafo del libro de Arthur Schopenhauer "Aforismos sobre el arte de saber vivir", en el que, desde mi punto de vista, sintetiza de manera magistral lo expuesto en este post sobre la soledad. El texto dice así:

"Cada cual sólo puede ser enteramente él mismo cuando está solo. Por eso, quien no ama la soledad tampoco ama la libertad, pues únicamente se es libre cuando se está solo, ya que la obligación es la compañera inseparable de toda compañía, pues exige sacrificios que nos parecerán mucho más duros cuanto más significativa sea nuestra propia individualidad. Por consiguiente, cada cual huirá de la soledad, la sobrellevará o la amará según sea la medida exacta del valor de su propia individualidad. En efecto, en soledad siente el miserable su íntima miseria, y su grandeza, el gran espíritu; cada cual se siente en ella tal y como es"

Cada persona se siente en soledad tal cual es. Practiquemos la soledad y descubrámonos.


1 comentario:

  1. Que valiosa reflexión! Cuanto tenemos que cambiar nuestro concepto de soledad y quitarle esa connotación negativa, siempre la entendemos como desafortunada y nunca la vemos como una elección viable.
    Opino que sólo adentrándonos en ella llegamos a conocernos y fortalecemos nuestro potencial.
    Me encanta tu blog!!

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