El
aprendizaje-servicio, en adelante Aps, no es algo nuevo he inventado, la
expresión service-learning fue usada por vez primera a mediados del siglo XX y
experiencias y prácticas con características similares ya fueron realizadas
desde la mitad del siglo XIX (Barrachina, Blández, Blázquez, Camerino,
Castañer, Rubio, Sáez de Ocáriz, Sebastiani, 2017). Dos de los pioneros del Aps
son William James y John Dewey. El primero propone el servicio civil como
sustituto a la Guerra, inspirando así al voluntariado como acción solidaria. El
segundo promueve que la educación parta de una experiencia real de los
protagonistas realizada de forma cooperativa y con un impacto beneficioso para
la comunidad (Puig y Palos, 2006). De esta forma tenemos dos aspectos
claramente diferenciados, por un lado, una experiencia real de personas
implicadas y, por otro lado, un impacto sobre una comunidad que tiene efectos
beneficiosos. Así surgen dos elementos que se articulan de forma sinérgica
mediante la puesta en marcha de un servicio, de tal forma que, “por un lado, el
desarrollo de una acción de servicio transforma y da sentido a los aprendizajes
y, por el otro, el desarrollo de un aprendizaje activo y significativo mejora
la acción de solidaridad” (Puig, Gijón, Martín y Rubio, 2011, p. 52).
Como
se puede ver, se combinan elementos creando sinergias que aportan valor al
escenario educativo actual. Buscando mejorar los aprendizajes y abriendo la
escuela a la comunidad surge un valor añadido al aprender haciendo, pero no se
trata de un hacer cualquiera, sino de un hacer real y con una utilidad práctica
para el entorno social. Es una metodología en la que el conocimiento se utiliza
para mejorar algún aspecto de la realidad social, buscando el equilibrio entre
el aprendizaje de competencias, contenidos, valores y el servicio a la
comunidad, aportando a ésta, utilidad pedagógica y social. (Barrachina et al.,
2017).
El
ApS tiene un impacto directo sobre el desarrollo de las competencias básicas,
ahora llamadas competencias clave con la aparición de la LOMCE, ya que permite
tener un conocimiento de los retos y problemáticas sociales, ampliar la visión
del entorno que rodea a los alumnos y alumnas, conocer asociaciones e
interactuar con personas comprometidas con la mejora de la sociedad,
desarrollar habilidades que les permitan realizar proyectos, descubrir y mejorar
destrezas para ponerlas a disposición de la comunidad, desarrollar e
interiorizar valores que les permitan mejorar como personas y ciudadanos, y
desarrollar capacidades y actitudes para trabajar en equipo y optimizar la
convivencia. (Mendía, 2012).
En
el presente trabajo desarrollaremos una actividad de aprendizaje-servicio que
integrará todos los elementos mencionados y aportará valor añadido a la
comunidad y aprendizaje significativo a sus participantes.
Existen
diversas definiciones de distintos autores sobre el ApS, algunas de ámbito
Internacional y otras de ámbito Nacional, tal y como nos muestran Francisco y
Moliner (2010), y que se exponenen a continuación, centrándonos en las
tres definiciones de ámbito Nacional. La primera que recogen dichos
autores es de Puig y Palos (2007):
“Lo
conciben como una propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de
servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado, en el que los participantes
se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de
mejorarlo”.
La
segunda definición es de Martínez-Odría (2007):
“El
ApS es un método de enseñanza que enfatiza tanto el aprendizaje académico que
se desarrolla en el aula, como la realización de un servicio voluntario a favor
de las necesidades detectadas en la comunidad próxima”.
La
tercera y última es de Tapia (2005):
“El
ApS se define como un servicio solidario protagonizado por los estudiantes,
destinado a atender necesidades reales y efectivamente sentidas de una
comunidad, planificando institucionalmente de forma integrada con el currículo,
en función del aprendizaje de los estudiantes”.
Por
otra parte, Francisco y Molier (2010, p. ) exponen lo que para Puig y sus
colaboradores serían los bloques temáticos en los que se definiría el término
de ApS para una mayor comprensión, diferenciando su esencia, su pedagogía,
su trabajo en red y sus finalidades, y por esencia entiende dar
respuesta a las necesidades reales de la sociedad de forma útil, por pedagogía
que se base en una experiencia real vivida, por trabajo en red la interacción
entre las instituciones para dar servicio, y por finalidades explicitar los
motivos de los proyectos: valores, compromisos, calidad de vida, etc.
Por
tanto, el ApS requiere de un análisis y detección de unas necesidades reales
observadas en la comunidad, unas personas que estén en proceso de formación,
una intervención directa de estas personas sobre la necesidad detectada y un
efecto de mejora de la necesidad y del entorno social donde se ha detectado, es
decir, el ApS requiere de la obtención de un beneficio mutuo.
El
Aps tiene una amplia gama de características definitorias, ya que en el ApS no
es suficiente analizar y reflexionar sobre la realidad, sino que es fundamental
trabajar, implicarse de manera directa y comprometerse con el entorno. Parte de
la realidad, está contextualizado, es práctico, competencial, se adquieren
valores y se desarrollan a través de las prácticas morales en las que se pone
de manifiesto comportamientos y actitudes en situaciones reales (Barrachina et
al., 2017).
Por
su parte, Puig y Palos (2006) describen algunas de las características del ApS,
tales como que es un método amplio que se puede aplicar en la educación formal
y no formal y a cualquier edad y en distintos momentos del proceso educativo,
que permite aprender y colaborar de forma recíproca, en el que se producen
conocimientos y se adquieren competencias para la vida desde la reflexión y la
experimentación, y en el que se producen alianzas entre instituciones
educativas y sociales para mejorar el servicio a la comunidad, todas estas
características producen un desarrollo personal, cambios en las instituciones
implicadas y una mejora de la comunidad en la que el servicio se desarrolla.
Las características que podemos considerar fundamentales en el ApS serían:
1.- La
necesidad social comunitaria.
2.- La implicación comprometida y basada en la
experiencia.
3.- La adquisición de competencias y valores.
4.- La reciprocidad de
aportes beneficiosos para ambas instituciones (educativa y comunitaria).
5.- La mejora social producida en la comunidad.
Referencias citadas:
Francisco
Amat., y Moliner Miravet, L. (2010). El aprendizaje servicio en la Universidad:
una estrategia en la formación de ciudadanía crítica. Revista Electrónica Interuniversitaria
de Formación del Profesorado, 13 (4), 69-77.
Mendía
Gallardo, R. (2012). El Aprendizaje-Servicio como una estrategia inclusiva para
superar las barreras al aprendizaje y a la participación. Revista Educación
Inclusiva. Vol. 5, Nº 1, 71-82.
Puig
Rovira, J. M., Guijón Casares, M., Martín García, X., Rubio Serrano, L. (2011).
Aprendizaje-servicio y Educación para la Ciudadanía. Revista de Educación. Número
extraordinario, 45-67.
Puig
Rovira, J. M., y Palos Rodríguez, J. (2006). Rasgos pedagógicos del
aprendizaje-servicio. Cuadernos de Pedagogía. Nº 357 Mayo, 60-63.