sábado, 27 de enero de 2018

Reflexión y análisis de un caso de Orientación Educativa

El presente post está enmarcado en el ámbito de la educación, y más específicamente en el de la orientación educativa, tratando de arrojar cierta luz a la intervención con una adolescente que, como sucede en muchos casos, se encuentra inmersa en esa etapa evolutiva tan compleja y maleable como es la adolescencia. 
El caso es el de Nerea, una alumna de 2º de la ESO, que en este curso escolar realiza llamadas de atención, hace comentarios en voz alta que interrumpen el desarrollo normal de la clase. En estos momentos muestra interés hacia la resolución de problemas, siendo capaz de plantear hipótesis. Ya no necesita trabajar con aspectos concretos. Con sus compañeros se relaciona bien pero este curso escolar ha realizado un cambio de amistades, se relaciona con un grupo de chicos y chicas que suelen estar metidos en problemas por no respetar las normas del centroFísicamente no ha crecido mucho y esto le produce ansiedad e inseguridad. Los padres refieren que está muy cambiada, antes se mostraba muy comunicativa y muy presente en la vida familiar y que desde hace un tiempo se muestra distante, con comportamientos tan pronto muy infantiles como de adulto pidiendo un aumento en la paga, volver más tarde cuando sale…
El caso de Nerea presente rasgos comunes a muchos adolescentes que por el momento evolutivo en el que se encuentran, presentan conductas similares, algunas que podemos catalogar dentro de unos parámetros normales de desarrollo como a continuación veremos, y otras, que son fruto de un desarrollo social y cognitivo complejo que se debe conocer en profundidad para guiar al adolescente en la marea que supone dicha etapa evolutiva. En este sentido, la psicología evolutiva otorga a la adolescencia un papel fundamental de cambio, estudiándose ésta desde todos sus aspectos: físico, cognitivo, afectivo, social y moral, pues son muy variados los cambios que se producen en esta etapa y que requieren, desde el ámbito educativo y formativo, un profundo conocimiento para llevar a cabo estrategias adecuadas de intervención que puedan adecuarse a la realidad que viven los adolescentes para guiarles y ayudarles a afrontar los problemas y las dificultades que encuentran a lo largo de dicha etapa.
La adolescencia es considerada una etapa de cambios a muchos niveles. De manera resumida y sucinta, Delval (2002) nos muestra tres cambios fundamentales, uno a nivel físico que tiene que ver con cambios corporales y con una aceleración del crecimiento, otra a nivel psicológico relacionado con la forma de afrontar los problemas y entender la realidad, y un último cambio a nivel social relacionado con la búsqueda de su lugar en la sociedad y con un cambio en las relaciones que establece con sus iguales y con los adultos. A nivel físico, el cambio más característico que conlleva a su vez una modificación del cambio del cuerpo, es la pubertad, cuyos cambios asociados a la misma son distintos en la mujer y en el hombre. A la pubertad se la ha considerado como el tránsito de la infancia a la adolescencia, pero “la pubertad es un fenómeno físico que conviene diferenciar de la adolescencia, la cual, como veremos, depende mucho de factores del ambiente social” (Delval, 2002, p. 531). En esta interacción social, es importante tener en cuenta las diferencias físicas entre sexos, ya que no se evoluciona al unísono, sino que en la mujer, el aumento del peso y el incremento de la estatura se produce antes que en los hombres, lo que conlleva diferencias en los modos de relacionarse según las edades, produciéndose en muchos casos importantes complejos derivados de la imagen corporal con la que cada uno se perciba, y que hay que diferenciar de la consciencia del esquema corporal. Para un estudio profundo del esquema corporal y su relación con la imagen del cuerpo, os recomiendo las aportaciones que realiza Françoise Dolto en su libro “La imagen inconsciente del cuerpo” (1986).
En el caso de Nerea, se detecta una posible maduración tardía derivada de menor desarrollo físico, lo que le ha conllevado un posible complejo de inferioridad al compararse con las demás compañeras que han tenido un desarrollo físico normal, derivado de este complejo emergen los comportamientos ambivalentes y las conductas infantiles y, posiblemente, el cambio de amistades con comportamientos más disruptivos y que seguramente hacen causa común de la infantilidad manifestada. Es importante tener en cuenta que los cambios psicológicos en esta edad están muy relacionados con las relaciones que establecen, con las expectativas sobre los modelos que escogen seguir y que en muchos casos derivan en complejos y acciones que pueden dañar su salud. Y es que estamos ante un momento en el que el desarrollo del autoconcepto, la autoestima y la identidad personal cobran especial relevancia, hasta el punto de que las vivencias del adolescente van a tener una repercusión casi determinante en la conformación posterior de estos aspectos. Esta maduración tardía influye también en el control cognitivo y emocional debido a que el nivel óptimo de maduración y desarrollo de las funciones ejecutivas aún no se ha alcanzado, apareciendo conductas entremezcladas de carácter infantil junto a conductas de cierta madurez, aunque Nerea presenta rasgos de operaciones formales, al ser capaz de plantear hipótesis, por lo que será capaz de combinar de todas las maneras posibles ideas, objetos y factores, otorgando así a su razonamiento una generalidad que antes no tenía (Martí, 1991).
A nivel Social, el grupo de amistades ha cobrado especial relevancia como se muestra en la descripción del caso en el que las nuevas amistades tienen un perfil concreto que influye directamente en el comportamiento que está manifestando y que describen los padres. Y es que las amistades influyen en el desarrollo de habilidades sociocognitivas relacionadas con la empatía, el altruismo y las conductas prosociales relacionadas con sus iguales (Eisenberg, Spinrad y Morris, 2013, citados por Ortuño, 2014). La relación con la familia en este periodo se ve modificada por un cuestionamiento de las reglas y normas, pues mientras los padres pretenden que se cumplan, los adolescentes pretenden cambiarlas o modificarlas según sus intereses particulares, y “esa modificación en los lazos familiares se ve facilitada por el establecimiento de nuevas relaciones afectivas con los amigos y la amistad adquiere una importancia que no tenía antes” (Delval, 2002, p. 575).
Nerea se encuentra en un momento de conflicto interno, de afirmación de su identidad, de aceptación de sí misma mediante un adecuado autoconcepto, de reafirmación que se manifiesta en las llamadas constantes de atención interrumpiendo en clase para ser el centro de atención de las misma, y con ello hacerse notar, como si quisiera decir a los presentes “estoy aquí”. En el estatus de identidad (Pérez Blasco, 2014), Nerea se encuentra en la fase de moratoria, es decir, se encuentra explorando posibilidades distintas, pero sin un compromiso firme en su conducta, de ahí la variabilidad detectada por sus padres en el comportamiento. Se encuentra ambivalente, al mismo tiempo que se hace notar cuan niña pequeña infantil que requiere autoafirmación y reconocimiento de los demás, muestra conductas de mayor madurez, realizando hipótesis y mostrando un razonamiento hipotético-deductivo con razonamientos y deducciones de persona adulta. La relación con sus iguales es buena y adecuada, pero ha cambiado de amistades dirigiéndose a un grupo más disruptivo, con menos límites, cambio motivado por una necesidad de aceptación de tal grupo al verse diferente al grupo anterior, más maduro, serio y responsable, y con el que muy probablemente ha empezado a compararse debido a las diferencias físicas, lo que hace emerger en ella complejos que la vuelven más insegura y vulnerable, por lo que requiere de una mayor aceptación del grupo. Con los padres, Nerea ha perdido la comunicación espontánea, fruto de una falta de confianza en ellos, por lo que se muestra distante física y afectivamente, mostrando comportamientos ambivalentes hacia ellos, lo que indica llamadas de atención hacia sus padres, posiblemente por una demanda de afecto o/y de límites. Es imprescindible saber en qué estilo paterno-filial ha estado educada Nerea para determinar la influencia del mismo sobre el comportamiento de Nerea y la actitud y decisiones que ha tomado con respecto a la relación con sus padres. Este análisis hay que realizarlo desde la relación de afectividad o control en la que se ha desarrollado la relación, teniendo en cuenta el modelo predominante de los padres a la hora de comunicarse e interactuar con Nerea, si han sido más democráticos, más autoritarios, más permisivos o más negligentes, sin obviar que estos modelos no son excluyentes, sino que en el tiempo de relación paterno-filial, estos modelos se pueden combinar en cierto grado en función de los rasgos de personalidad de los progenitores y de sus conocimientos.
Por todo lo comentado a nivel descriptivo de la situación de Nerea y de las hipótesis realizadas, debemos concretar y organizar una intervención centrándola desde distintos niveles. Un primer nivel debe basarse en la familia a nivel de tutoría, un segundo nivel en Nerea desde una intervención individual desde el departamento de orientación del centro, un tercer nivel desde la tutoría grupal, y un cuarto nivel desde la tutoría entre iguales o grupo de alumnos ayudantes.
Definida la organización de la intervención, las estrategias de intervención que se llevarían a cabo en el caso de Nerea, serían las siguientes: 
1.- Intervención desde la tutoría presencial continuada con los padres para definir el modelo paterno-filial, darles las pautas necesarias que deben llevar a cabo en el hogar con respecto a los límites y a la afectividad, así como estrategias de intervención en el hogar ante las llamadas de atención que realiza en la escuela para que sean tratadas a nivel familiar, así como las que realiza en el hogar para poder reestablecer la comunicación espontánea que se ha perdido y aumentar en la medida de lo posible la confianza bidireccional. Entre las tutorías presenciales se mantendrá un feedback semanal para que se trabaje a diario en el hogar y viceversa.
2.- Intervención individual con la alumna desde el departamento de orientación, para trabajar con ella en la mejora de su autoconcepto y su autoestima para localizar las creencias erróneas sobre sus complejos y ayudarla a que conciencie la irracionalidad de los mismos y se acepte así misma, ayudándola a construir su identidad y a superar las concepciones infantiles que está portando y que condicionan su comportamiento.
3.- Intervención desde la tutoría grupal, en la que se trabajaría para reforzar lo llevado a cabo a nivel individual con el grupo-clase. Se trabajarían los conceptos de identidad, autoconcepto, autoestima, esquema corporal e imagen corporal, todos ellos tratados en el aula bajo un clima de tolerancia y respeto, con material que atienda y sensibilice con respecto a la aceptación de la diversidad y a la escala de valores de cada uno, utilizando metodologías colaborativas en las que empaticen unos con otros. 
4.- Intervención desde la tutoría entre iguales o alumnos ayudantes, en los que previamente se ha seleccionado los alumnos que pueden ayudar a otros debido a su grado de madurez, seriedad y responsabilidad. De esta forma, cuando se interviene desde la posición de igual planteando previamente la dificultad para dialogar, la empatía se incrementa al tratarse de un igual con respecto a si lo hiciera un adulto, pudiendo tener un efecto positivo sobre el comportamiento de Nerea. En este caso, las intervenciones serán, en ocasiones de igual a igual, y en otras, cointervenciones en las que participará el tutor o tutora con ambos alumnos.
El caso de Nerea es bastante común entre los adolescentes, y es que se olvida con frecuencia que la adolescencia es una etapa evolutiva de cambios inevitables más o menos controlados, pero que en ningún caso es lineal, por lo que se debe admitir y aceptar que de todos los elementos que incluyen dicha etapa, algunos se podrán ajustar y serán más moldeables a las intervenciones y otros los serán menos. Se sabe que el modelo de relación paterno-filial es muy importante en el desarrollo de la personalidad del adolescente, por lo que hay que analizar profundamente la relación que Nerea ha tenido con sus padres y viceversa, ya que es muy probable que los padres estén fomentando y manteniendo, desde el desconocimiento, el comportamiento infantil de Nerea por una sobreprotección familiar, o bien, que el modelo o modelos paternales de relación deban ajustarse para ayudar a Nerea a modificar su comportamiento, tanto con respecto a ellos como con respectos a sus iguales y a la escuela.
Las intervenciones que se pueden llevar a cabo con Nerea son muy variadas y todas pueden aportar su granito de arena a su maduración. Desde la ayuda de un igual hasta la aceptación de un modelo determinado de profesor, pasando por una intervención orientativa puntual que pueda producir en ella un insight y un aumento de su conciencia madurativa, o un efecto pigmalión hecho por un profesor en un momento dado. Podemos concluir diciendo que Nerea es una adolescente que requiere de comprensión, afecto y límites, y que dentro de los distintos periodos de maduración que se producen en la adolescencia, ella se encuentra en el suyo propio, y es desde la aceptación de su lugar y posicionamiento, desde donde tenemos que llevar a cabo nuestra labor de ayuda para que siga en el camino de la madurez. 
Las referencias bibliográficas y webgráficas que he utilizado para documentarme las escribo a continuación para quienes deseen profundizar más en los temas tratados.
Bibliografía.
Delval, J. (2002). El desarrollo humano. Madrid, Siglo XXI de España Editores.
Dolto, F. (1986). La imagen insconsciente del cuerpo. Barcelona, Paidos.
Erikson, E.H. (1977). Identidad, juventud y crisis. Buenos Aires: Paidós.
Martí Sala, E. (1991). Psicología Evolutiva. Teorías y ámbitos de investigación. Barcelona, Anthropos.
 Ortuño Sierra (2014). Adolescencia. Evaluación del ajuste emocional y comportamental en el contexto escolar. Tesis Doctoral. Logroño: Universidad de La Rioja. Servicio de Publicaciones.
Webgrafía.

Pérez Blasco, J. (2014). Desarrollo personal y social durante la adolescencia, en Vidal-Abarca, E., García-Ros, R. y Pérez-González, F. (Coords.). Aprendizaje y desarrollo de la personalidad. Madrid: Alianza Editorial. Recuperado de: https://es.slideshare.net/IreneFontPujul/aprendizaje-y-desarrollo-de-la-personalidad-60169183.

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